Los baños de contrastes son un método eficiente muy utilizado por el ser humano desde la antigüedad en el tratamiento de lesiones deportivas y/o traumáticas, sobre todo cuando existe un daño de tejido con inflamación asociada.
Pero ¿cómo realizarlos? será necesario tener preparadas dos cubetas de agua para sumergir el miembro afectado, una de agua caliente que deberá estar entre 38 y 44º y otra de agua fría entre 10 y 15º, aunque depende de cada caso. Si no podemos preparar las dos cubetas podemos utilizar paños de agua caliente y bolsas de coldpack o hielo picado.
Sumergiremos miembro afecto (tobillo, pie, mano) en agua fría 3 minutos para inmediatamente sumergirlo en agua caliente 1 minuto aproximadamente y así de forma alterna varias veces según los casos. Los podemos realizar 2-3 veces al día o cada 12 horas. Se recomienda terminar en agua fría si la lesión es reciente o aguda y en agua caliente si la lesión es crónica.
¿Qué efectos produce? La evidencia científica describe un aumento del riego sanguíneo en la zona, provocando una vasodilatación y vasoconstricción de los vasos, limpieza de los productos de desecho y el tejido dañado, disminución del dolor y rigidez (podemos realizar ejercicios durante la fase de calor) y estimula el sistema nervioso.
Los baños de contraste están indicados en lesiones traumáticos como esguinces de tobillo, fascitis plantar, fracturas, o después de una prolongada inmovilización, sobre todo en las fases iniciales de estas lesiones donde existe gran inflamación y edema y rigidez articular. También está indicado para síndromes compresivos como el Sudeck, artritis o muñones post-amputación.
Como contraindicación, habrá que tener especial cuidado en cardiopatías y pacientes con toma de anticoagulantes, insuficiencia venosa, patología vascular, etc…